Segunda de seis hijos de una familia londinense de clase media alta, que ha descrito como “muy abierta y ruidosa”, Sarah Maitland nació en Galloway en 1950. Se educó en Oxford y se casó con un sacerdote anglicano. En 1995, trabajó con Stanley Kubrick en la película AI Artificial Intelligence. Al cabo de veinte años de matrimonio, después de vivir en la vicaría, y del nacimiento de sus hijos, sufrió una crisis personal, social y profesional. Se divorció y comenzó a experimentar el proceso de envejecimiento: al cumplir cincuenta años decidió vivir en silencio. Es una celebrada cuentista y folklorista, autora de varios ensayos sobre cuestiones religiosas, figurando entre “las cien intelectuales más importantes” en una reciente lista del prestigioso The Guardian. Maitland se ha movido hacia una vida solitaria y de oración en una variedad de lugares, primero en la Isla de Skye y finalmente en su casa actual en Galloway. Dice hoy que quiere evitar la mayoría de las comodidades de la vida, especialmente aquellas que se inmiscuyen en su búsqueda del silencio, como los teléfonos móviles, la radio o la televisión.