El Gotham Writers’ Workshop empezó en 1993 siendo una única clase que se impartía en un cuarto de estar en el Upper West Side de Nueva York. La clase era gratuita. Después de tres horas, se pidió a los asistentes que eligieran: podían marcharse o, si creían que habían aprendido algo, quedarse y pagar el resto del curso. Todos decidieron seguir y así comenzó el primer semestre del Gotham. Hoy tiene más de cien profesores y más de seis mil alumnos al año. De hecho es el mayor taller de escritura de Estados Unidos.
Su trabajo se basa en el conocimiento de que cualquiera puede escribir y de que el oficio de escribir sí que se puede enseñar. Y hay que hacerlo de una manera que resulte tan clara, directa y útil que los alumnos, desde la primera clase, empiecen a crecer como escritores. Eso es lo que ofrecieron en aquella primera clase y es lo que los profesores –todos ellos profesionales de la escritura además de profesionales de la enseñanza– siguen ofreciendo a sus alumnos.