Descripción
Las cuatro narraciones que forman Mírgorod (1835) reflejan, como en un mosaico trabajado por distintas generaciones, la admirable diversidad del genio de Gógol.
«Terratenientes de antaño» es una pieza de primoroso detallismo, con una mirada nostálgica sobre los últimos años en una hacienda rural de un viejo y bondadoso matrimonio, ocupado solo de comer y beber. «Vi» es un cuento de terror, basado en una leyenda de su Ucrania natal, acerca de un ser maligno cuyos párpados llegan al suelo, escrito «con la misma sencillez con que lo he oído».
«Tarás Bulba» recrea las efusiones y las guerras de los cosacos del siglo XVI y es un modelo de narrativa heroica, compuesto a instancias de Pushkin.
«Por qué discutieron Iván Ivánovich e Iván Nikíforovich», la crónica de dos grandes amigos que se enfrascan, por una fruslería, en una disputa que acaba en los tribunales y arruina sus vidas, anticipa esa atmósfera de pesadilla administrativa que será después un atributo del hombre moderno. De la evocación romántica a la comicidad estrafalaria, pasando por la tensión entre lo real y lo fantástico y el estrépito y la ferocidad de la épica.
Mírgorod, que aquí se presenta en la forma en que lo concibió su autor, mantiene inalterable la asombrosa capacidad de Gógol para imprimir a sus historias el vigor y la singularidad del arte de narrar, que sentaría las bases de la mejor literatura rusa.