Joris-Karl Huysmans nació en París en 1848, de padre holandés (de una familia de pintores) y madre francesa, hija de un funcionario. De hecho, Huysmans (exceptuado el año que pasó en un batallón de guardias móviles en la guerra franco-prusiana de 1870) fue funcionario toda su vida, en el Ministerio del Interior, y poco antes de jubilarse fue condecorado con la Legión de Honor. Esta vida sin grandes incidencias contrasta con las decadentes fantasías aristocráticas que caracterizarán, llegado un punto, su obra como escritor. Antes, sin embargo, con su primera novela, Marthe (1876), sobre una prostituta, y las siguientes, Les soeurs Vatard (1879) y A pique (1882), fue un ferviente discípulo de la escuela naturalista, que tenía a Zola como líder y modelo. Pero en 1884 publicó A contrapelo, que dejó estupefactos a Zola y a sus compañeros naturalistas. Barbey d’Aurevilly terminaba su reseña del libro diciendo que a su autor solo le quedaba una opción: «o la pistola o caer de rodillas ante los pies de la cruz». Un vaticinio que acabaría cumpliéndose: después de una novela más en el mismo estilo, Allá lejos (1891), donde recreaba la vida del asesino medieval Gilles de Rais, Huysmans empezó a pasar temporadas en monasterios benedictinos, se hizo oblato, peregrinó a Lourdes en la época de las apariciones de la Virgen, y sus últimas obras son todas una profesión de fe católica: En route (1895), donde contaba su proceso de conversión, La cathédrale (1898), sobre la catedral de Chartreuse, y L’oblat (1903). Murió en París en 1907.